¿Por qué el sistema educativo favorece a las mujeres?
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OECD) realizó un estudio que llegó a la conclusión de que en las escuelas primarias y secundarias del mundo entero las chicas están dejando atrás a los chicos. Esto se debe, de manera resumida, a los siguientes factores:
- El cerebro de los chicos se desarrolla más lentamente que el de las chicas durante los años más críticos de la educación secundaria. El córtex prefontal, encargado del control de los impulsos, la planificación y orientación hacia el futuro, se desarrolla dos años antes en las chicas que en los chicos (Brizendine, Shoffner, 2008). Esta es la razón de que los adolescentes varones sean menos capaces de gestionar sus impulsos sensacionalistas (se vayan más de fiesta, se droguen más, falten más a la escuela) y sean menos responsables que sus compañeras. Adicionalmente, las chicas están entre dos y tres años más desarrolladas en cuanto al pico de sinapsis y sus procesos cerebrales (Griffin, 2018). Esto causa que la diferencia de madurez entre un niño y una niña de 15 años sea asombrosa y que el desarrollo de habilidades y rasgos más importantes para el éxito académico sea mayor en las mujeres. Adicionalmente, los niños y las niñas aprenden de manera distinta. La ciencia explica que su causa es la diferencia en la forma en que se desarrollan los cerebros (Storr, 2015).
- Hay un fuerte sesgo a favor de las profesoras y en contra de los profesores. Sigue existiendo un estigma hacia los varones que enseñan a otros (se los considera afeminados, pedófilos u homosexuales). Sin embargo, hay sólidas evidencias de que los niños mejoran sus notas con profesores varones, pues las profesoras tienden a ver a los chicos como alborotadores. En cambio, los hombres suelen mostrar una visión más positiva de la capacidad de los niños (Gershenson, Hart, Hyman, Lindsay, Papageorge, 2022). Necesitamos más hombres en las aulas, en especial en infantil.
- Se ha creído que la discriminación en favor de las mujeres en ámbitos como la educación es buena debido a la extensión de la ideología de género, cuando la realidad es que cualquier tipo de discriminación es negativa según la Declaración de Derechos Humanos. Esto ha conllevado que existan docenas de programas universitarios que benefician a las mujeres, pero ninguno a los hombres. Aunque, para ser justos, los criterios de admisión en las universidades privadas son más estrictos para las mujeres que para los hombres con el fin de solucionar los problemas educativos de los hombres (Britz, 2016). No considero que esta sea una medida adecuada. La discriminación nunca es buena, venga de donde venga.
- El apetito de éxito de las mujeres es mayor que el de los hombres porque hasta el siglo XX no han tenido la oportunidad de garantizar su independencia y autonomía, y ahora la buscan exhaustivamente, muchas veces a cualquier costo. Tienen una aspiración: luchar contra la misoginia externa. En cambio, el hombre lucha por gozar de una motivación interna.
- Los hombres no tienden a vivir en el futuro como las mujeres, sino en el presente, debido a la predominancia del uso del lóbulo izquierdo del cerebro, que ya he explicado en otro artículo que se debe no solo a una cuestión educativa sino hormonal, lo que provoca que no tengan motivación ni esperanza de ir a mejorar, y por lo tanto no se esfuerzan en los estudios en la misma medida que sus compañeras. El predominio del uso del hemisferio izquierdo en el hombre también provoca que en asuntos de lectura y expresión oral los niños se queden más rezagados.
Evidentemente, los políticos ni están ni se les espera para tratar conjuntamente estos problemas. Una solución que propone el analista Richard R. Reeves es atrasar la escolarización de los niños un año. Según una serie de estudios, de esta manera se reducirían de forma drástica los casos de TDA (falta de atención), la hiperactividad, la probabilidad de repetir curso, aumentarían los niveles de satisfacción vital y producirían mejores resultados en las pruebas y exámenes (Dee, Sievertesen, 2018). Además, el sistema educativo debería tener en cuenta que los adolescentes son de carne y hueso, no un conjunto de cables y engranajes, por lo que también considera importante aumentar las horas de educación física, retrasar la hora de inicio de clases y mejorar la alimentación en los comedores. Lo secundo.
¿Por qué el mercado laboral favorece a los hombres?
Está tendencia está cambiando a una velocidad pasmosa, pero es un hecho que el mercado laboral sigue favoreciendo más a los hombres. Esto se debe a:
- Los hombres son dos veces más propensos a hacer horas extraordinarias, incluso con poca antelación, y se toman menos horas de permiso no retribuido. Los hombres buscan más horas extra; las mujeres, más tiempo libre. En consecuencia, los empresarios o autónomos pueden sentir mayor inclinación para contratar a hombres por el hecho de que buscan trabajar más horas de media que las mujeres. Tenemos que conseguir que los hombres dejen de pensar que su sentido de vida se lo da únicamente el ámbito profesional.
- Las ocupaciones e industrias en las que tienden a agruparse las mujeres son las que están peor pagadas, como, por ejemplo, el servicio de limpieza, el secretariado o la educación.
- Los hombres están más dispuestos a ocupar puestos de alta responsabilidad. Las mujeres son más propensas a rechazar ocupar puestos como, por ejemplo, de directora ejecutiva, porque prefieren tener tiempo para estar con sus hijos y su familia o amigos y porque son puestos que pueden requerir tener poca compasión. Como todos sabemos, los puestos de alta responsabilidad en ocasiones exigen mostrar una frialdad que debido a la biología (producción de testosterona y predominio del uso del hemisferio izquierdo del cerebro) los hombres tienen más facilidad para mostrar. Aún así, no debemos descartar que pueda existir cierto sexismo estructural. No he podido hallar pruebas que refuercen este argumento, pero no creo que por ello debamos cerrarnos en banda a que esta pueda ser una causa que nos asista a explicar la falta de mujeres en altos cargos.
- Para la mayoría de las mujeres, quedarse embarazada les obliga a estar de baja; a los hombres, no. No obstante, hoy en día las leyes han permitido que los hombres se tomen el mismo tiempo de baja que las mujeres, así que este problema ya no es actual, sino pasado. Al menos en España.
- Para explicar la brecha salarial debemos centrarnos en los hijos. Los años donde se producen revalorizaciones salariales suelen ser donde las mujeres tienen mayores responsabilidades familiares (Elliott, 2023). De hecho, la trayectoria salarial de los hombres y las mujeres sin hijos es similar. Es decir, las mujeres sin hijos y los hombres ganan lo mismo. Las madres, sin embargo, cuantos más hijos tienen, más rezagadas se quedan en términos salariales (Chung, Downs, Sandler, Sienkiewitck, 2017). Creo que debemos compensar esto de alguna manera.
- Hasta el año 1980 las mujeres tenían muchas dificultades para trabajar los días que tenían la regla debido a la inexistencia de las compresas. En la actualidad esta dificultad continúa existiendo por los efectos que tiene la menstruación en los cambios hormonales de sus cuerpos, pero es mucho menor que antes.
¿Por qué está cambiando esta tendencia y en el futuro el mercado laboral favorecerá más a las mujeres?
- Las ocupaciones más expuestas a la automatización, que es cada vez mayor, tienen más probabilidad de emplear a hombres (Muro, Maxim, Whiton, 2019). Se están abandonando los trabajos que requieren fuerza física y los empleos del futuro parece que requerirán más la inteligencia emocional que el coeficiente intelectual. Por supuesto, la solución no es hacer que los hombres vuelvan a realizar trabajos duros, sino ayudarlos a adaptarse a los nuevos trabajos que con toda seguridad surgirán.
- Las ayudas que reciben las mujeres para emprender, formarse y obtener titulaciones es muchísimo mayor que la de los hombres (Fernández, Gervilla, 2013).
- Los salarios se han estancado, lo que ha favorecido que la diferencia salarial entre hombres y mujeres haya disminuido. De hecho, el 40% de las mujeres ganan más que los hombres. Esto no quiere decir que la brecha salarial haya desaparecido. Este dato de que dos de cada cinco mujeres ganan más que los hombres puede sonar falso cuando los políticos y medios de comunicación no cesan de repetir que los hombres ganan más que las mujeres, pero las pruebas están ahí (Ortega Lapiedra). Lo que lleva a confusión sobre este hecho es que escuchamos que la mujer en franja media de la distribución salarial femenina gana el 82% de lo que gana un hombre en la franja media de la distribución salarial masculina. Es decir, que una mujer con 35 años gana el 82% de lo que gana un hombre con 35 años. Esto se debe a múltiples factores que nada tienen que ver con que a las mujeres les paguen menos por realizar el mismo trabajo que un hombre, sino por los siguientes:
- Las mujeres realizan un trabajo diferente, trabajan de forma diferente y en tiempos diferentes a los hombres. Éstas suelen predominar en el ámbito sanitario (el 80% de los psicólogos y enfermeros son mujeres), educativo y secretarial. Los hombres suelen predominar en la construcción y la minería, que, al ser trabajos de riesgo, están mejor pagados. Esto nos demuestra lo comentado anteriormente de que las mujeres tienden a agruparse en ocupaciones e industrias peor pagadas.
- Este hecho también lo he mencionado antes: los hombres son dos veces más propensos a hacer horas extraordinarias.
- Las mujeres, en general, no cobran tantos plus de antigüedad como los hombres debido a la aparición de los hijos.
- Las mujeres ocupan menos puestos de responsabilidad.
Conclusión: En el siglo XXI trabajar por mejorar la sociedad significa que debemos centrarnos más en los hombres que en las mujeres. Esto no quiere decir que no debamos seguir preocupándonos por los problemas de las mujeres, sino darnos cuenta de que ha llegado la hora de focalizarnos en las contrariedades específicas de los hombres así como aprendimos a hacerlo con los de las féminas. El mercado laboral favorecerá a las mujeres más que a los hombres de aquí a menos de veinte años, mientras que el sistema educativo no muestra indicios de cambiar su tendencia de favorecer más a las mujeres.
Una solución que propone Richard V. Reeves es ayudar al hombre a desarrollar un rol de cuidador adicional al de proveedor. La idea es que ambos sexos compartan responsabilidades. Estoy de acuerdo con él. Debemos fomentar la participación del hombre en trabajos relacionados con el ámbito sanitario y educativo e invitarlos a tomar más responsabilidades en la vida doméstica. Es necesario una nueva paternidad basada en una relación mucho más directa y no parcial con los hijos. Para ciertos científicos y sociólogos la biología importa en la misma proporción que la cultura. Un niño que se crie viendo a su padre trabajar de enfermero, psicólogo o profesor y pasando más tiempo en casa puede ayudar a acabar con el estereotipo del hombre rudo que no se compromete con la cohesión social y el cuidado de otras personas. Si los pequeñajos se desarrollan viendo que los cuidados y la educación son trabajo de mujeres se reforzará esta idea durante décadas.
Hay razones de peso para que el hombre se ocupe más del hogar cuando los hijos llegan a la adolescencia. La implicación de los padres consigue que los adolescentes mejoren sus resultados académicos (Whitney, Prewett, Wang, Chen, 2017) y reduzca sus comportamientos nocivos.
No obstante, en el ámbito doméstico nos encontramos con un problema que muchas mujeres estoy convencido que van a negar que exista, que es el siguiente: algunas no están dispuestas a ceder poder en la casa. El hogar ha sido el único lugar donde sexo femenino ha podido ejercer su poder e influencia hasta que entró en el mercado laboral de forma masiva en el siglo XX. ¿Quiénes se dedicaban a la crianza de los hijos que sostenían un sistema patriarcal? Las mujeres. ¿Quiénes tenían el poder, por lo tanto, para cambiar esta tendencia? Las mujeres. ¿Van a ceder su poder de influencia y compartirlo con el hombre? No les queda más remedio, porque como bien dijo en una ocasión la presidenta chilena Michelle Bachelet: “Os admiro a las europeas: habéis conseguido todos los derechos que siempre hemos anhelado y que en Latinoamérica aún no tenemos. Es una pena que no podáis disfrutarlos porque estáis agotadas”. En otras palabras: las mujeres han asumido demasiadas responsabilidades y se están dando cuenta de que no pueden con todas. No pueden prescindir de una pareja y a su vez tomar el rol de proveedoras, protectoras, educadoras y cuidadoras sin perder la salud en el intento. Necesitan ayuda.
Mujeres: debéis empezar a compartir el poder en la casa.
Hombres: ha llegado el momento de adquirir más responsabilidades en el hogar y crianza de los hijos a la vez que seguir dejando espacio a las mujeres en el ámbito profesional.
Bibliografía:
Britz, J. D. (2006). To all the girls I’ve rejected. The New York Times, 23(March).
Brizendine, L., & Shoffner, D. H. (2008). The female brain.
Chung, Y., Downs, B., Sandler, D. H., & Sienkiewicz, R. (2017). The parental gender earnings gap in the United States (No. 17-68).
Dee, T. S., & Sievertsen, H. H. (2018). The gift of time? School starting age and mental health. Health economics, 27(5), 781-802.
Elliott, K. H. (2023). The fatherhood bonus and the motherhood penalty.
Fernández, R. V., & Gervilla, M. J. Q. (2013). Factores explicativos de la intención de emprender en la mujer. Aspectos diferenciales en la población universitaria según la variable género. Cuadernos de gestión, 13(1), 127-149.
Gershenson, S., Hart, C. M., Hyman, J., Lindsay, C. A., & Papageorge, N. W. (2022). The long-run impacts of same-race teachers. American Economic Journal: Economic Policy, 14(4), 300-342.
Griffin, L. (2018). The developing teenage brain. The Education Digest, 83(7), 10-15.
Muro, M., Maxim, R., & Whiton, J. (2019). Automation and artificial intelligence: How machines are affecting people and places.
OECD, “Are boys and girls ready for the digital age?”, PISA in Focus, 12 de enero de 2012.
Ortega Lapiedra, R. Emprendimiento senior. Emprender o jubilarse.
Storr, K. (2015). Science explains why women are faster to mature than men. Science. Mic, 24.
Whitney, S. D., Prewett, S., Wang, Z., & Chen, H. (2017). FATHERS’IMPORTANCE IN ADOLESCENTS’ACADEMIC ACHIEVEMENT. International Journal of Child, Youth and Family Studies, 8(3/4), 101-126.
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